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Así lo aseguran en distintos medios de comunicación, que se basan en estudios de diferentes entidades como Bank of America Merrill Lynch. De hecho, aseguran que podría llegar a bajar de la barrera de los 40 dólares en un plazo bastante corto. Todavía ningún economista, político o analítico quiere utilizar el término “deflación”, sin embargo, la bajada del precio del petróleo se corresponde con una demanda global estancada que ha favorecido un crecimiento de las reservas. Claramente estamos siendo testigos de la dinámica de la ley de la oferta y la demanda, y en el momento actual, hay más oferta de crudo que demanda mundial. Por ello, todo indica que a medida que las existencias aumenten, los precios continuarán bajando, al menos durante este primer trimestre del año. Para frenar la bajada de precios, los países productores de petróleo deberían frenar el suministro, para que la demanda de equipare con la oferta. Sin embargo, esto ni se está produciendo ni parece que a corto plazo se vaya a producir. Este hecho tiene dos vertientes bien diferenciadas. Por una parte, es un dato positivo para los consumidores la bajada de precios de los carburantes. Al bajar los carburantes se crea una bajada generalizada en otros productos o servicios que se valen como medio o materia prima del petróleo. En resumidas cuentas, el consumidor gasta menos. Sin embargo, varios economistas señalan que la poca demanda de crudo puede conllevar a un empeoramiento de las perspectivas de recuperación para el 2015. Fuente: elEconomista.es